sábado, 18 de enero de 2014

Una velada gastronómica y literaria



Lola nos invitó a la tertulia, y a su cumpleaños. Pasamos la primera mitad degustando algunos lujos gastronómicos que había preparado durante la tarde. Mezcló verduras como la cebolla, las alcachofas y el brócoli con salsas exóticas, pasas, higos y nueces.

Vinieron muchos tertulianos; caras conocidas, y caras nuevas. Se repitió la mayoría docente. Disfrutamos de las presentaciones, de la comida y de la conversación. Y, al menos a mi, me pareció particularmente fecundo el largo paréntesis desde la última tertulia en relatos y poemas.



Abel leyó dos haikus y otros tantos poemas propios buscando la quintaesencia de la necesidad de la otra persona. Un contertulio nuevo que se llama Javi Rodríguez leyó unos poemas sorprendentes, con un lenguaje coloquial que escondía horas de trabajo y definió la poesía como algo que se compone con un orden que la haga ser recordada y también como una lucha contra un enemigo, y como un arma que no se escapa de la política.



Juan Antonio proyectó un vídeo de la mirada de un ser querido el primer día que tuvo de vida. Lo acompañó de un texto majestuoso. También tradujo de un modo personal el poema de Ernest Henley (1849-1903) que sirvió de guía a Mandela y que es leído en la versión cinematográfica de Clint Eastwood. Lo adaptó al ritmo castellano con versos endecasílabos. El original es así:

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul. 
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed. 
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find, me unafraid. 
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


Mandela y el capitan de la Selección Nacional de Rugby

Rocío, una contertulia nueva mostró un ejercicio literario que practica en Internet con un amigo virtual y a la vez real. Se trata de escribir textos a partir de obras pictóricas. Del famoso cuadro de los amantes de Magritte ella extrajo que ese momento de deseo era todo mientras el mundo que quedaba fuera era de falsedad e imposición. Los amantes no necesitan verse porque en su beso llegan a conocerse más a fondo. Lola discutió la posibilidad del conocimiento entre dos personas.


Los amantes. René Magritte.



Geles leyó un capítulo sobre su viaje a las tierras del perú. Había un taxista preocupado, un niño, una embarazada, colores locales y anécdotas. De la exuberancia de su relato quiere dejar un sello reconocible que es el de su estilo.



Pilar leyó un ejercicio de prosa de un taller literario. Una tablet debía aparecer en la vida cotidiana del siglo XV. Al margen de los peros que un historiador pudiera poner a los anacronísmos, ella demostró que nadie la iguala a la hora de mantener el pulso narrativo de un relato por imposible que sea.

Lola releyó dos relatos intensos. Era una noche que se prestaba a relecturas. José Ignacio leyó un cuento que se permitía la libertad de resolver la historia en la primera línea (La lotería): “Casi olvidado, volvió a la memoria colectiva con la frase de moda, salir del armario; a él, en cambio, lo metieron dentro de uno con un fuerte golpe en la cabeza; personal de habitaciones lo descubrió por el olor, y todo siguió su curso invariable, como se suceden las estaciones.”


El beso. Gustav Klimt.

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