martes, 29 de septiembre de 2009

            El primer día que la acompañó a su casa, ella no le permitió subir y cuando, tras más de un mes de estar juntos, se hallaron finalmente los dos sobre la cama se mostró retraída y más bien inactiva. Aunque, con los días, sí recordaba algún detalle que le había sorprendido en ella, por no casar cabalmente con el resto de su actitud: por ejemplo, cuando algún tiempo después le realizó una felación, había llevado a cabo un movimiento circular con la lengua alrededor del pene, un movimiento en espiral que parecía intrincado y que ella realizó automáticamente, con soltura, con naturalidad, sin darse cuenta...
            Por lo demás, ella se había mostrado adorable, sensible, cariñosa, ingenua,
y él la había acogido en su vida —él que era un solterón— como una auténtica bendición, como quien no podía creerse su suerte, una chica tan sencilla y tan bondadosa, tan guapa, estar con él... Tanto era así que se había enamorado verdaderamente, y no veía sino perfecciones en su manera de ser, incluyendo esa modestia que exhibía en la consideración que tenía de sí misma.
            Así mantuvo su corazón durante dos meses, hasta que tuvo lugar el desastre, hasta que la fortuna descargó el golpe, el mazazo sobre sus sentimientos, un golpe certero que le hizo tambalearse hasta casi caer, que le encogió las entrañas de dolor y de sorpresa. Fue un amigo el que se acercó a su casa y, sin aclararle nada, le pasó un DVD, diciéndole simplemente: "Creo que deberías ver esto". (A partir de ese momento jamás habría de tener una relación normal con este amigo, pues le vería asociado desde entonces a la tristeza, al trauma, a la sordidez, y aunque no tuviera nada que reprocharle, nunca podría olvidar su intervención en el caso y jamás habría de hallarse relajado o ser feliz a su lado).
            El DVD contenía una película erótica, una extraña película erótica que él había comenzado a ver con cierto reparo, pues los actores hacían gala de comportamientos machistas y sádicos, sometiendo a las jóvenes que aparecían a cierto tipo de vejaciones: las agarraban del pelo con rudeza, tensando el cabello en su raíz y tiraban de él para obligarlas a realizar actos de sometimiento...
            A la tercera o cuarta escena de sexo explícito su corazón dio un vuelco cuando creyó reconocer a la actriz porno que hacía entrada en una habitación: era ella, sin duda. Algo más joven, y con un aspecto diferente, más desenvuelta, aunque exhibiendo en el fondo su misma timidez, ella misma, la que ahora él llamaba "su novia", participando en una película pornográfica. Respiraba ya acongojado, a la espera de lo que vería, con miedo, como cayendo sobre él una losa de negrura, de angustia por la suciedad del mundo, por todo, pues todo el mundo se le aparecía teñido de suciedad, de sordidez, de dolor...
            Siguió viendo la película encogido y vio cómo uno de los actores, que le pareció repulsivo, se abría la bragueta del pantalón delante de ella, de su novia, y extraía su pene para que ella lo chupara y vio cómo la trataba, humillándola, casi maltratándola, y cómo ella le chupaba el pene dócilmente, intensamente, mientras él le sujetaba la cabeza, agarrándola del pelo con el puño doblado, y trayendo su cara hacia él, obligándola a chuparle la polla, a chuparle los testículos, a chuparle el ano... Y ella, dócil y callada, hacía todo eso, chupaba largamente el esfínter anal, como una pobre ingenua, con la cara asustada incluso, y luego llegaba otro de los actores, más viejo, con un pene enorme y se ponía al otro lado de la cara de ella, y la cogía de la barbilla con brusquedad y le dirigía la cara hacia su polla, y ella también se la chupaba, y le hacía lo mismo que al otro, o peor aún, pues este era más deleznable, más asqueroso, y exhibía una conducta más vejatoria aún. Y le golpeaba la boca, la cara, los ojos con su horrible polla erecta y le introducía la polla en la boca hasta la garganta, hasta hacerla casi vomitar, sin consideración alguna, y ella tenía corrida la pintura de los ojos y mostraba un aspecto penoso, sumiso en extremo, tratada como un perro, humillada y sojuzgada.
            Él contraía su gesto mientras veía la película, en una expresión de rechazo, y no podía tener el estómago más encogido y la respiración más alterada, y las lágrimas a la puerta misma de sus ojos... Y siguió viendo cómo el actor vertía su semen sobre la boca de ella, tirando con el dedo pulgar de sus labios hacia los lados, para abrirle bien la boca, para que todo el semen cayera dentro, y vio algo más lastimoso aún: cómo ella en un gesto inequívoco de deglución tragaba el semen y luego abría la boca, y la cámara se acercaba para mostrar al espectador —bien a las claras— que ella había ingerido el semen, sin ningún género de dudas, sin trucos, todo ello mostrado en un plano único. Y luego, el otro actor abandonaba el coito que estaba practicando con otra actriz y, justo antes de correrse, acercaba su polla a la boca de esta pobre criatura, que se movía ágil incluso para posibilitar otra escena idéntica: todo el semen cayendo sobre su lengua y engullido inequívocamente; y aun un tercero con las mismas, y de nuevo la cámara enfocando una boca desformada por el objetivo angular, y una sonrisa estúpida rodeada ahora por las tres pollas que empezaban a recobrar la flacidez...
            Y en otra escena, la situación era incluso peor: rodeada por seis hombres de diversas edades, ella sola, chupando pollas, y el semen escupido sobre su cara y penetrando en su boca, y ella tragándoselo todo, tras mostrar a la cámara una cantidad enorme de semen blanco en su boca abierta (el acumulado después de las seis eyaculaciones). Y los tipos, asquerosos y ufanos ante ella. ¡Miserables...! Y ella, ingenua, sin orgullo, sin respeto alguno hacia sí misma, vejada y tratada como basura, como un trapo, haciendo todo aquello como una pobre puta...
            Sintió dolor, sintió repugnancia, sintió congoja, desprecio y lástima hacia ella y hacia sí mismo. Se le pasaban por la cabeza ideas a cuál más lacerante: pensaba que él había besado con amor aquella boca que ahora le parecía repulsiva, y odiaba al mundo, y la despreciaba a ella por ser tan estúpida, tan tonta, tan sumisa... No quería volver a verla. Pero, ¿cómo se lo diría? Él en verdad no la odiaba, no le deseaba mal alguno, pero no podría estar de nuevo con ella, pues ¿cómo volver a besar esos labios? Ella era para él en aquel instante un amasijo hiriente de asco, angustia, reproche y suciedad. Toda la belleza, toda la felicidad habían desaparecido literalmente del mundo y de su vida, y ello para siempre, para siempre...

9 comentarios:

JFGa dijo...

Eres un romántico...

Geles dijo...

No estoy de acuerdo con Jfga. Un romántico le lavaría la boca con esencia de jazmín, brindaría con ella con vino perfumado y caminarían juntos de la mano en dirección al horizonte. Pero, ah, ya no quedan hombres de ésos. Éste es un amargado que examina el vídeo a conciencia por miedo a perderse algún detalle.
Lola, a mí no me molesta el relato. Y seguro que lo de la falta de firma es un descuido, ¿verdad, guapo?
Geles

Antonio Costa dijo...

ME ENCANTA EL RELATO
ESTOY EN CONTRA DE LA CENSURA
LA LITERATURA ES UN ILIMITADA, ES UN VÉRTIGO

Lola Petit. dijo...

Abogo por que este texto lo retiremos del blog. Es escandaloso y perverso. Pienso que da una imagen de la tertulia procaz y poco delicada.
Doy la razón a Ángeles. No me parece un tipo romántico. Si la historia siguiera, se quedaría obsesionado con el vídeo y a lo mejor hasta encontraba placer en él.

Tomás dijo...

Particularmente no lo veo ofensivo. Creo que es duro e invita a reflexionar a cada uno sus comportamientos a "su manera" Hay imágenes bellísimas dignas de una película de John Holmes. Me encanta cuando muestra a cámara su boca después de seis eyaculaciones, algo parecido le ocurrió al cantante de The Communards, creo, o es leyenda urbana?. Besos

JFGa dijo...

En primer lugar: relajaros chicas, el comentario era irónico de forma evidente (o eso creía yo).
En segundo lugar: sexo y violencia... me parece una estupenda carta de presentación para la tertulia, faltan las drogas, pero nada es perfecto. Esto también es broma. Hablando en serio yo abogo por mantenerlo, se trata de un relato de ficción no de un ensayo en el que se defienda el uso de la violencia, la recepción que se hace del texto es cosa de cada uno, aunque si fuera un ensayo yo también lo mantendría como elemento para el debate.
Tomás: lo del litro de semen en el estómago de Jimmy Somenrville yo creo que es leyenda urbana, el semen se digiere perfectamente y además está muy rico, no es que yo... es lo que me han dicho (si, también es broma).
Cuídate mucho Diana.

Lola Petit. dijo...

Hola, os transcribo la opinión de nuestra tertuliana Mary Solary.Me ha llegado al correo de la tertulia y pienso que es interesante que esté aquí recogida:

""La verdad es que al margen de que sea subido de tono, es bastante maluco, y creo que habría que retirarlo. Cosas como: "Siguió viendo la película encogido y vio.." .
Yo creí que había sido algo que habíais escrito entre todos, por lo que ponía "por coordinación de la tertulia", y pensé: "qué monotemáticos que son estos tertulianos".
Como regla, habría que establecer que los relatos estén firmados. No es que la gente publique demasiado ni tampoco comente, pero habría que establecer un poco las reglas. Una buena referencia es la página mexicana "Ficticia", no sé si la conoces. Métete y verás qué hermosamente organizada está.
Besito,
M""

Lola Petit. dijo...

Os transcribo también las palabras de Alicia Nava...

""Hola Lola:
Efectivamente suscribo tus palabras. Me llegó al correo y lo leí y sinceramente me pareció vulgar y provocativo. No creo que represente para nada la tónica de las tertulias del Farolillo Rojo.

Un beso,
Alicia Nava.""

Patricia Sánchez-Cutillas dijo...

Sí, no hay censura porque el cuento es misógino. Pero cuando leemos un cuento feminista, y el feminismo no tiene nada que ver con la misandria, la que armáis.

El argumento es previsible: chico conoce a chica modosa, está encantado y un amigo le desvela que ha tenido un pasado porno. ¿No os suena el argumento? El autor podría lucirse, dar una vuelta de tuerca y hacer el protagonista se enamore aún más de su chica.

Las escenas, pasen, están bien descritas. Lo que es ofensivo es el trato vejatorio que recibe la protagonista mientras filma la película.

El personaje femenino no está perfilado. El autor no introduce ningún indicio al principio para que un lector o lectora inteligente sospeche de que la protagonista ha tenido ese pasado. Es un conejo sacado de un sombrero, y ese tipo de trucos menoscaban el valor literario del texto.

Por otro lado al principio la chica es bondadosa. ¿Deja de serlo por el pasado que ha tenido? Yo creo que aquí se nota la doble moral del narrador, (cuya forma de pensar no sé si se identifica o no con la del autor). Es una moral hipócrita: el morbo del porno pero a la vez la censura tradicional.

Y luego están los piojos linguístico. Tiene una sobrecarga de adjetivos vulgares, muy parecidos de significados entre ellos. Por no hablar de las frases que significan lo mismo, unas detrás de otras.

El cuento tiene el escándalo fácil por el debate ético. Pero no me parece un cuento para lectores inteligentes.