El primer día que la acompañó a su casa, ella no le permitió subir y cuando, tras más de un mes de estar juntos, se hallaron finalmente los dos sobre la cama se mostró retraída y más bien inactiva. Aunque, con los días, sí recordaba algún detalle que le había sorprendido en ella, por no casar cabalmente con el resto de su actitud: por ejemplo, cuando algún tiempo después le realizó una felación, había llevado a cabo un movimiento circular con la lengua alrededor del pene, un movimiento en espiral que parecía intrincado y que ella realizó automáticamente, con soltura, con naturalidad, sin darse cuenta...
Por lo demás, ella se había mostrado adorable, sensible, cariñosa, ingenua,